Buenos días lectores ávidos de información y opinión. Al parecer no hay otro tema esta semana que el exitoso anuncio de la lotería 2014 de este año. Técnicamente un trabajo impoluto, buena fotografía, actuaciones muy trabajadas y con mucho talento, imágenes evocadoras del buen rollo que da la Navidad, todo técnicamente muy destacable.
También es cierto que el listón del año pasado estaba por los suelos, entre el bastón borrado de la señora Caballet, las caras del circo del terror, ese fondo como anuncio de Freixenet, ese bizarrismo de luces, caras y fallos técnicos. He visto películas de Alfredo Landa o Paco Martínez Soria más acordes con la estética actual.
Cuando tu predecesor lo hace tan mal consigue que tus fallos pasen más desapercibidos, no fallos técnicos, que repito, me parece un gran trabajo. Si no fallos de concepto, todos sabemos que la lágrima vende casi tanto como el sexo, que las situaciones emotivas y cándidas nos gustan. Pero se ha llegado a un punto de demagogia emotiva que sinceramente me parece completamente reprochable.
No sé si alguien se acordará de un anuncio que intentó ir por esa senda. Nuestros amigos de Campofrío se coronaron como reyes de esta estrategia con #elcurriculumdetodos.
Esta es la idea, Santiago Segura señalando la cantidad de Aeropuertos que posee nuestro gran país, creo que se olvida decir que igual que no hay pan para tanto CHORIZO, Tampoco hay aviones para tantos aeropuertos, pero tenemos aeropuertos.
La demagogia al servicio de las ventas, que la única solución para un hombre de media edad, sea que tu camarero de toda la vida te guarde un décimo de la lotería que no has podido comprar (ya que tu situación económica posiblemente te haga renunciar a ciertas cosas) ahora que ha tocado, me parece, muy señores publicistas míos, que es profanar la barrera del buen gusto emocional.
En la situación socio –económica actual tendríamos que ser un poco conscientes de hasta dónde podemos llegar sin herir sensibilidades, de que si no todo vale, ahora muchísimo menos, lo que ustedes están vendiendo es que la única solución que le queda a este devastado país es la lotería, que lo único que nos puede salvar del hambre de los mercados y las gestiones de tarjetas “Black”, sedes renovadas con sobres aún más black, y ERES sospechosos y supurantes, son cinco dígitos y una serie, el azar y la probabilidad. Y recuerden señores publicistas que: “entre los esclavos, el peor es el que defiende al amo y honra sus cadenas”.