Proseguimos con el excitante mundo del HTML, nos habíamos quedado en la Versión 4.01 antes de vacaciones (sí, hay gente que aún tenemos de esas cosas) y sin más dilación y sin crear más expectación de la absolutamente necesaria nos acercamos al HTML 5.
HTML 5, la repanocha del HTML. La versión más moderna y más molona del mundo mundial capaz de abrir un nuevo horizonte de diseños y posibilidades…
Ahora en serio… una versión más, con cambio más bien semántico para facilitar la lectura del SEO (gracias don Google), donde un <div> te servía para todo y para agilizar la programación, ahora tienes que pensar que va a tener dentro para poder elegir la etiqueta adecuada. Como contrapunto decir que esta diferenciación semántica nos sirve para ahorrarnos bastantes id y class. Pero si tengo que romper una lanza en favor de esta versión, y es su implantación de las etiquetas de vídeo y canvas que otorgan la libertad para prescindir de más complementos de los necesarios para poder hacer una web lo suficientemente atractiva y novedosa. La verdadera fuerza del HTML 5 está en su complemento de formato el increíble CSS3 (ahora si hablo enserio).
Cascading Style Sheets o CSS en su versión 3 es la verdadera revolución. La adopción de ciertas propiedades exclusivas de navegadores y su normalización o la aparición de, lo que yo a nivel personal considero las dos estrellas de este baile, Transform y Transaction permitiéndonos hacer pequeñas animaciones olvidándonos de JavaScript (salvo para cosas más precisas o grandes) y de framework varios, así como la posibilidad de redondear las esquinas sin anidar divs y un sinfín de opciones muy válidas y que agilizan mucho el trabajo.
En conclusión desde el inicio del HTML como un lenguaje para organizar documentos en su primera versión hasta hoy, que se entiende como un lenguaje para presentar información de forma atractiva para el usuario, HTML ha sufrido varias adaptaciones para las nuevas posibilidades que van surgiendo en el ciberespacio.