Buenos días lectoras y lectores de OC&C hoy traemos un post sobre Branding.
El marketing ya no vende productos ni servicios, vende experiencia de usuario, vende emociones y sensaciones, vende estilos de vida y pertenencia a grupos culturales.
En este escenario las ideas tradicionales se quedan obsoletas y ridículamente desfasadas. Las estrategias actuales de Branding tienden a jugar más con las sensaciones subjetivas que con los datos, con sentimientos íntimos del consumidor y como las virtudes del producto interactúan con ellas.
Por ello ya no basta con poner tu logo en una taza o en un bolígrafo sin ofrecer alguna de esas sensaciones o cuanto menos ofrecer algo nuevo, salirse del redil de uniformidad gris y aburrida para invadir la mente de tu target para que no solo lo usen si no que sea deseado.
No vamos a mentiros, no es fácil poder desarrollar una estrategia de Branding efectiva. Es una labor laboriosa de cuidado de los detalles, tanto de diseño como de concepto, calidades y funcionalidades. Al final del proceso de creación cada elemento tiene que ser parte integrante de un todo que cuente todas las virtudes de tu empresa y todo lo que puede hacer por tus clientes, presentes y futuros.
Una bolsa puede ser más que una bolsa, una bolsa puede ser un billboard paseado por las calles más importantes de tu ciudad, una taza puede ser el mejor anuncio puesto cada mañana en los desayunos de tus clientes. Al final en el Branding como en la vida lo que importa y lo que marca las diferencias son los detalles.